domingo, 29 de enero de 2012

Y alli...

No vi pasion mas grande, que aquella que pasaba la frontera de aquellos labios, aquel aliento, hasta el delicado oido, de aquel hombre. Que se desvanecia entre mis brazos, con el corazon blando, como si fuera el primer beso, despues de aquella prision de letras. Como si el aliento que se evaporaba en su yugular fueran besos de angeles, como si mis manos fueran musica para su cuerpo, como si las caras de los angeles, fuesen mascaras, en las que se refugian los angeles caidos.
Como... como si las palabras fueran lentas, respetuosas, deteniendose en el tiempo, y con fuerza entraran en nuestras mentes, desnudando los pensamientos.
Los actos eran mas claros y precisos, las horas pasaban, y el amor iba y venia de todas partes.
El silencio lo formaba nuestras caricias, la musica de los besos, que enternecian a cada paso de la noche, en la que la noble señora fria, Escarcha, no aparecia en los cuerpos, sino en los alientos.
Amor, amor, rescata tu cuerpo de la añoranza, y dejalo entregarselo a este angel caido, que te tiende trampa por trampa. Para enredarnos, en horas dormidas, en la que por la calle pasea señora Escarcha, y nosotros, a la hora de volver, a aquel tren magico, ella, se despide, dejando que nuestros alientos sean opacos en la calle, al trasluz de la farola, y van desapareciendo, con los labios que cada vez se van enredando mas y mas. Y por ultimo, dejando un suspiro en aquellas almas. Dejandolas dormir en la humedad de la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario