sábado, 10 de marzo de 2012

Jueves, en un mar vacío.

Engañé a todo el mundo, aceptadlo.
El miedo me corrompía, todo en mi no es perfecto, no solo hablo de alegría.
Decidí ser parte de aquel paisaje lleno de coches, a uno de un simple mar, el
cual me identificaba con el, solo tenía una sola cosa encima suya, aquel barco,
era como aquel pensamiento que me rondaba por la cabeza, y ella, a lo igual
que yo, por más que me lo intentara quitar, seguía allí, da igual que aquel barco
estuviera de perfil o volviera a su pose inicial, seguía allí, incordiando, y disturbando
aquel fondo relajado que queríamos conseguir, ella se preguntaba por
que pasaban tantos barcos por encima de ella, y por que no se iban, y yo igual,
por que me tenias que estar incordiando con tu sola presencia.
Me plantee dejar ese paisaje, dejando que mis inútiles manos plasmaran lo que 
sentía en el papel, y que más allá había un alma joven, con su maleta, fundiéndose
con su música y la arena, vi que me observaba, era un tanto gracioso, tentador,
misterioso y curioso. Las olas no eran agresivas, ni tan calmas, como que para
que aquel viejo se pudiera bañar, tras sus estiramientos, también se encontraba 
en la orilla aquella alma deportista, con su perro de aguas que perseguía palomas,
aquella señora que nadaba con naturalidad, a pesar de las temperaturas a las que
estábamos, y tan normal, se vistió y se fue, después de que aquel perro le diera
un pequeño susto, por perseguir las palomas. Aquel hombre extraño que aparecía
de la nada cruzó por mi lado. Recuerdo que al llegar, hundida en mi música, llegue
con sofoco a aquel paisaje, y no tuve más que hacer, que dejar a medias la espalda
desnuda, los tirantes de la ropa era la compañía que le daba, a esta espalda ya sola
sin ser abrazada, por aquella alma que es como aquel barco, que solo ronda por mi
cabeza. Después llegue con la rutina, con la mañana, y con aquel barco encallado 
en la rutinaria mañana de compañerismos y trabajos. Ignorancias y compañías en 
aquella mañana me cautivaron pequeños quebraderos de cabeza. Temas de conversación
de padres, futuros impredecibles, y otra anécdota para este cursi blog.

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